viernes, 4 de noviembre de 2011

Miel, el mejor remedio para curar heridas


¿Habría imaginado jamás el lector que este delicioso elaborado por las abejas es en realidad una de las medicinas más antiguas que conoce la humanidad? Desde hace 5000 años la miel se utiliza con un buen resultado para curar quemaduras, toses y úlceras. Hipócrates, el médico griego, también alabó los poderes curativos de la miel e ideó varios tratamientos a base de miel para los transtornos cutáneos, las úlceras y las irritaciones. En la Primera Guerra Mundial, los médicos alemanes utilizaban una mezcla de miel y aceite de hígado de bacalao para tratar heridas de bala. Según John Riddle, profesor de ciencia antigua de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en un texto médico escrito en un papiro en el año 3000 a.C., se aconseja el uso de miel para curar heridas en la cabeza. Señala que quizás la miel prevenía la inflamación y sellaba la herida a fin de no dejar salir el aire, y no dejar entrar agentes infecciosos.

Investigaciones recientes han demostrado que la miel es muy superior a los antisépticos y a los antibióticos. Investigadores israelíes hicieron una prueba con miel: aplicaron este dulce y pegajoso producto dos veces al día a las heridas de nueve niños que habían sido tratados sin éxito durante dos semanas con un antibiótico intravenoso y que se sometieron a una limpieza antiséptica diaria. Después de tan sólo cinco días del tratamiento con miel, las heridas de los bebés mejoraron significativamente. Al cabo de 16 días, las heridas estaban cerradas, limpias y estériles.

En un estudio yemení se pone de relieve que la miel ofrece muchas más ventajas que los antisépticos utilizados para heridas quirúrgicas infectadas. Se formaron dos grupos con cincuenta mujeres que tenían heridas infectadas. Las de un grupo fueron tratadas con miel y las del otro con antisépticos. Las pacientes del grupo de la miel se recuperaron en un período de 7 a 11 días, mientras que las del grupo de los antisépticos necesitaron de 12 a 27 días.

Aunque las cremas y los antibióticos modernos tienen efectos curativos, su desventaja es que matan el tejido y producen costras y cicatrices. Pero ¿a quién se le ocurriría poner miel bajo una tirita o una venda? Como en los estudios mencionados, los resultados de un ensayo clínico llevado a cabo durante tres años en el Hospital Académico de la Universidad de Calabar, en Nigeria, han demostrado que la miel no refinada puede curar heridas que no sanaban con tratamientos antibióticos y apósitos modernos. En 59 pacientes tratados por heridas y ulceraciones, la miel dio resultado en todos los casos menos en uno. Para asombro de los investigadores, las aplicaciones tópicas mantenían las heridas estériles hasta que se curaban, mientras que las heridas infectadas quedaban limpias en una semana. Sorprendentemente, la miel incluso eliminó tejido muerto de las heridas persistentes, lo que ahorró a algunos pacientes los injertos de piel o incluso amputaciones.

Según el European Journal of Medical Research (revista europea de investigación médica), se ha demostrado que la aplicación tópica de la miel tiene efectos positivos eb las infecciones de heridas postoperatorias provocadas por bacterias gram positivas y gram negativas, como en casos de cesáreas o de histerectomías.

La miel crea un entorno húmedo que favorece la curación, pero además impide la reproducción de las bacterias incluso cuando las heridas están muy infectadas, señalla el doctor Peter Molan, de la unidad de investigación sobre la miel de la Universidad de Wikato, en Nueva Zelanda. Es un medio muy eficaz para esterilizar con rapidez las heridas muy infectadas, sin los efectos secundarios de los antibióticos, e incluso es eficaz contra cepas de bacterias resistentes a los antibióticos.

En realidad, la miel puede erradicar la infección por una razón que tal vez sea bastante sencilla. La miel normal impide el paso del agua, de forma ue las bacterias de una herida no tienen agua suficiente para multiplicarse. La hidroactividad de la miel inhibe el desarrollo de las bacterias. Además, el pH de la miel se sitúa entre 3,2 y 4,5 un valor suficientemente bajo para inhibir el desarrollo de muchas bacterias comunes. Sin embargo, se cree que la mayor actividad antibacteriana de la miel se debe al agua oxigenada, la cual se produce enzimáticamente. La concentración de agua oxigenada tiene efectos antibacterianos, pero no daña los tejidos celulares.

En julio de 2007, la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos autorizó, aunque parezca increíble, a Derma Sciences, un fabricante de Nueva Jersey de productos para el tratamiento de heridas, a vender los apósitos para heridas y quemaduras Manuka como productos sanitarios. Ahora, la miel de Manuka puede utilizarse oficialmente para curar heridas y quemaduras en Estados Unidos. En Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, de donde procede, ya llevan varios años utilizándola en apósitos para heridas...
La miel solía utilizarse a modo de terapia convencional estándar en la lucha conntra la infección hasta principios del siglo XX. Con la llegada de la penicilina empezó a olvidarse la gran capacidad curativa de la miel y los médicos estaban demasiado ansiosos por utilizar los nuevos fármacos milagrosos.


Aplicaciones:
  • Aplicar la miel en cortes, roces o quemaduras y cubrir la herida con una venda limpia. Cambiar el apósito de una a tres veces al día, según convenga.
  • Se puede utilizar la miel para cubrir la herida y evitar que se infecte mientras se espera el tratamiento médico.
  • Para una desinfección interna y como medida preventiva, todas las mañanas conviene beber un vaso de agua templada con una cucharada de miel y un poco de zumo de limón.
  • La miel también tiene propiedades inductoras del sueño, sedantes y tranquilizantes.
  • Bálsamo lactante: las madres lactantes pueden utilizar una gasa impregnada con miel para intentar cubrir los pezones agrietados y doloridos a fin de evitar la infección.
  • Para el ardor de estómago hay que tomar una cucharadita de miel no refinada mezclada con una cucharadita de vinagre de sidra.

Observación: la exposición de la miel a un calor excesivo (no conviene cocerla ni hornearla) o a la luz durante mucho tiempo puede anular sus propiedades antibacterianas. Se recomienda guardarla siempre en un lugar oscuro y fresco

Extraído del libro "Los secretos eternos de la salud" (Andreas Moritz)

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