- Ligero, de cuerpo delgado y esqueleto estrecho, nariz curva o de forma irregular.
- Se mueve y actúa con rapidez.
- La piel suele estar seca, áspera y fría y es de color oscuro.
- Aversión al tiempo frío.
- Apetito y digestión irregulares.
- Sueño ligero y discontinuo, insomnio.
- Entusiasta, vivaz, imaginativo, perceptivo, inclinaciones espirituales.
- Excitable, experimenta frecuentes cambios de humor, impredecible.
- Capta la información con rapidez, pero también la olvida pronto.
- Suele estar preocupado, ansioso e inquieto.
- Tiende a estar hinchado y estreñido.
- Se cansa fácilmente, quiere abarcar más de lo que puede y es hiperactivo
- La energía física y mental viene por ráfagas.
- Apenas tolera el dolor, el ruido y la luz brillante.
El tema básico del tipo vata es la "variabilidad". Dado que el vata está compuesto por los elementos del aire y el espacio, el movimiento y la inestabilidad son característicos de este tipo corporal. Al tipo vata no le gusta ningún tipo de status quo. Le encantan las emociones y los cambios, pero si esto no está a su alcance, se crea un estilo de vida irregular. Así, por ejemplo, puede irse a dormir a una hora distinta cada día o saltarse comidas. Su naturaleza imprevisible hace que figuren entre las personas menos estereotipadas.
Los tipos vata suelen sentirse aislados e incómodos cuando tienen que enfrentarse a los campechanos tipos kapha o a los apasionados tipos pitta. Sin embargo, su imagen etérea, su movilidad y su naturaleza vivaz inspiran especialmente a los pitta y los kapha, que carecen de ellas. El tipo vata tiene aspecto elegante cuando viste bien. La ropa satisface su necesidad de aislamiento y confianza; su imagen, seca, magra, casi "famélica", es ideal para hacer de modelo, razón por la que muchas top models pertenecen al tipo vata. Físicamente los vata son los más delgados de todos los tipos corporales; suelen tener los hombros y las caderas estrechos y redondos. Algunos vata pesan siempre menos de lo normal y, a peasr de comer mucho, raras veces engordan. Otros vata se mantienen delgados durante la juventud; después, cuando llegan a la mediana edad, padecen sobrepeso.
De todos los tipos corporales, vata es el más propenso a tener irregularidades físicas. Algunos tienen las manos o los pies demasiado grandes para su cuerpo pequeño. Pueden tener dientes torcidos, protuberantes o demasiado grandes. Suelen tener buena figura, pero en condiciones de estrés o cuando sufren de estreñimiento suelen desarrollar problemas en la columna ( escoliosis) o en general de los huesos. Algunos vata nacen con los huesos muy ligeros y otros con los huesos fuertes, pero largos. Un vata puede reconocerse por el hecho de que sus tendones, venas y articulaciones son visibles, lo que se debe a la escasa grasa que tienen bajo la piel. Otra característica típica de la fisiología vata es el crujido audible de sus articulaciones.
Un tipo vata equilibrado es entusiasta, enérgico y animoso. Su mente generalmente clara y su gran lucidez hacen que sea mejor candidato para el desarrollo espiritual. Los tipos vata se rigen por su gran sentido del tacto y del oído. Más que verlo, sienten y oyen el mundo, razón por la que necesitan que los abracen a menudo y les animen con palabras. El sexo en sí no es demasiado importante para los vata, pero sí la sensación de que les quieran y les cuiden. No les supone ningún problema pasar largas temporadas sin practicar sexo, pero una vez han encontrado una pareja que realmente les acepta como son y les aman, son excelentes compañeros sexuales. Los tipos vata necesitan tipos kapha-pitta o pitta-kapha maduros para dar lo mejor de sí en una relación.
Dado que vata es la principal fuerza de movimiento del cuerpo, es el doshaque regula la actividad intestinal, la absorción de alimentos, la respiración, los impulsos nerviosos y la circulación de la sangre y la linfa. Se encarga también del movimiento muscular y del cuerpo en su conjunto. Vata tiene una presencia dominante en el sistema nervioso, por lo que sus desequilibrios suelen manifestarse en forma de transtornos nerviosos, como temblores, espasmos, ataques, ansiedad, depresión y transtornos mentales clínicos. Una vez vata ha vuelto a encontrar el equilibrio, esos transtornos, que por otra parte no responden a los tratamientos convencionales, desaparecen de modo espontáneo.
Los vata que están desequilibrados tienden a preocuparse mucho, incluso cuando no hay motivo para ello. Esto puede ocasionarles insomnio, además de una continua desazón y temores. El miedo, la emoción más característica del tipo vata, afecta a las digestiones y, especialmente, a la eliminación de los residuos fecales. La sede principal de vata es el colon. Cuando tiene problemas en el colon, produce estreñimiento y gases, lo cual, a su vez, conduce a incrementar la desazón y el nerviosismo. Además, cuando el dosha vata se transtorna, el estómago y los intestinos funcionan peor debido a que el aire presiona fuertemente sobre el sistema gastrointestinal y abdominal. En el tipo vata son también más frecuentes los ciclos menstruales irregulares, los calambres y el síndrome premenstrual que en otros tipos corporales.
Las personas del tipo vata se desequilibra fácilmente si no descansan y duermen suficientemente, sobre todo cuando no siguen la norma de acostarse a dormir dos horas antes de la medianoche. Al espolearse excesivamente a sí mismos y llevar un estilo de vida irregular, es fácil que realicen esfuerzos desmesurados. Ello puede provocar fatiga crónica y cualquiera de los problemas mentales o físicos mencionados anteriormente. La clave del equilibrio en el tipo vata es la "regularidad".
Factores que más irritan al tipo vata:
- Ejercicio y esfuerzo físicos excesivos.
- Falta de sueño (especialmente el sueño de las 2h antes de la medianoche).
- Caídas.
- Horarios de comida irregulares.
- Estar muchas horas sentado.
- Tuberculosis.
- Retención de las necesidades biológicas.
- Clima frío.
- Bebidas y comidas frías.
- Cualquier tipo de estimulantes.
- Ruido excesivo.
- Miedo y culpa.
- Las prisas.
- Alimentos amargos, acres y astringentes.
- Finales de otoño e invierno.
Extracto del libro "Los secretos eternos de la salud" (Andreas Moritz)
No hay comentarios:
Publicar un comentario