El genetista francés Matthieu Ricard ostenta uno de los títulos más codiciados: el del hombre más feliz de la Tierra, un galardón concedido por la Universidad de Winsconsin y que se resiste a aceptar en exclusiva.
En un mundo gobernado por las clasificaciones y las escalas, el genetista francés Matthieu Ricard (París, 1946) ostenta uno de los títulos más codiciados: el del hombre más feliz de la Tierra, un galardón concedido por la Universidad de Winsconsin y que se resiste a aceptar en exclusiva. "Comparto esta condición con otros veinte compañeros. En realidad, todas las personas que estén tan entrenadas como nosotros en la meditación sobre el amor y la compasión presentan la misma activación cerebral".
La felicidad es un estado espiritual, pero también una cuestión científica que se puede medir con técnicas de imagen que revelan la actividad cerebral. Ricard insiste en que el único secreto es la meditación, que "tiene multiples efectos sobre nuestro organismo. Las pruebas científicas demuestran que aumenta la inmunidad y atrasa el acortamiento de los telómeros, las zonas de los genes implicadas en el envejecimiento".
La genética es otro de los recursos para la explicación científica de la felicidad. Sin embargo, mientras que algunos sostienen que el 50% de la capacidad de ser felices depende de nuestros genes, el monje, que se doctoró en Genética en el Instituto Pasteur de París, rebaja hasta el 10% el peso del ADN. "Los genes son el material con el que se levanta la casa, pero hay muchas cosas que pueden cambiar. Lo decisivo es cómo influye el ambiente, ya que podemos tener un gen determinado, pero su activación dependerá del entrenamiento. La gente con genes idénticos presenta diferencias abismales en función de si se entrena o no".
Además, hay que tener en cuenta la forma de vivir y experimentar las cosas. "Prestamos atención a lo que son las circunstancias externas, pero el control de las condiciones externas se nos escapa de las manos, el universo no funciona como deseamos y al final podemos encontrar el desaliento. Por ello, debemos buscar la alegría interna para enfrentar la situación. No podemos estar siempre con la burbuja de yo, yo. Todos estamos interconectados, y la búsqueda de nuestra felicidad no funciona sin la de los demás".
Según Ricard, que ha participado en el II Congreso Internacional sobre la Felicidad, organizado por el Instituto Coca-Cola de la Felicidad, el altruismo es lo que conduce a una felicidad genuina y "permite que las personas alcancen sus aspiraciones, más allá del estrés de producir más y más y de la medida del PIB".
Precisamente, algunos economistas abogan por un nuevo paradigma, el de Felicidad Nacional Bruta, "un concepto muy serio que ya rige en Bután, un pequeño país que ha excluido el uso de fertilizantes y de insecticidas, y que ha creado una economía basada en reconocer el altruismo y la confianza en los demás".
Ricard manifiesta su convencimiento de que este es el modelo hacia el que tienden las economías y "así se resaltó en la conferencia inaugural de la última cumbre de Davos". El asesor personal del Dalai Lama se resiste a la objeción de que el cambio de modelo económico es algo que se repite desde que comenzó la crisis económica actual, pero de momento todo permanece igual. "La idea de que la economía sólo está motivada por los intereses de unos pocos está equivocada. Cuando hay mucho individualismo y ausencia de regulación, los individualismos ganan. Pero si se controlan a estos independentistas, la realidad es que el 80% de la gente coopera entre sí, porque se fían unos del os otros y tienen los mismos intereses. Este es un paradigma económico mejor y refleja la naturaleza humana. No somos brutos egoistas dispuestos a liquidarnos unos a otros. No hay razón para que el altruismo no pueda ser incluído en las teorías económicas".
En su opinión, ya se están produciendo los movimientos que llevarán al cambio de modelo económico. "He notado un cambio de trayectoria. Lo que sucede es que los cambios necesitan tiempo". Sus explicaciones demuestran que Matthieu Ricard es tan dichoso como ávido de felicidad. "Soy un principiante en esto. Todavía me queda mucho camino por recorrer", declara.
Su consejo para ser feliz:"Sé bueno y haz el bien".
Flotadores del estado de ánimo.
Con la prima de riesgo por encima de los 430 puntos, la Bolsa en caída libre y más de cinco millones de parados, España no pasa por el momento más apropiado para ser feliz. "La situación del país tiene que ver con el sistema. Todo el mundo me pregunta si así se puede ser feliz. ¿Qué puedo decir? Sería injusto decir a toda la gente que está sufriendo esta situación que les voy a enseñar a conseguir trabajo y una casa, y a ser felices. No sería correcto", admite el monje budista y asesor personal del Dalai Lama. "Lo que debemos enseñar a los políticos es a reducir la brecha entre ricos y pobres y enfocarlos hacia la puesta en marcha de políticas nacionales encaminadas al bienestar".
Con todo, el considerado como el hombre más feliz del mundo, según una investigación realizada por científicos de la Universidad de Winsconsin, sabe encontrar un argumento para no dejarse abatir por las condiciones socioeconómicas actuales. "No hay que aceptar pasivamente las adversidades, ya que hay cosas que se pueden hacer para lidiar con nuestra mente, incluso en las situaciones más difíciles". ¿Cuáles son esos bálsamos del desaliento? "Valorar la amistad o pasar el tiempo con tus seres queridos, por ejemplo. No tiene ningún beneficio perder también estas cosas. Hay que mantenerlas y valorarlas para que, al menos, haya algo maravilloso y de gran valor en nuestras vidas que pueda marcar la diferencia".
Entrevista de Ángeles Gómez
Fuente: Expansión.com
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